Hace tres años, justamente el 16 de
noviembre de 2010, el flamenco fue declarado patrimonio Inmaterial de la
Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO). Para conmemorar este gran día, el Consejo de
Gobierno Andaluz decidió declarar el 16 de noviembre como Día Andaluz del
Flamenco.
No podemos negar que las peñas
flamencas son un pilar muy importante para conservar y difundir el arte
flamenco y toda la cultura que lo envuelve. En torno a unas 80.000 personas en
toda Andalucía pertenecen a estas asociaciones, que son una identidad cultural
de nuestra comunidad.
La Peña Cultura Flamenca Miguel Vargas, de la localidad sevillana de Paradas, se fundó en 1971, en relación a
un movimiento de aficionados del pueblo que se reunían fuera de sus casas, en
corralones o en las partes traseras de las mismas para echar un rato de cante.
De vez en cuando, la Guardia Civil les pedía explicaciones por el ruido que
estaban armando, pero no llegaba a más. Este fue uno de los motivos, además de
la seña de identidad, por los que estos paradeños decidieron darle formalidad a
su actividad, y así fue como se creó la Peña Cultural Flamenca, que hoy en día
es una entidad dedicada a la difusión, promoción y conservación del arte flamenco.
El primer presidente fue Juan José
Hurtado, también conocido en la localidad como Juan José ‘el de la peña’. Él,
junto con los demás socios fundadores, deciden darle el nombre de Miguel Vargas
a la Peña Flamenca, un paradeño de adopción, que por aquel entonces contaba con
29 años y venía de ganar el primer premio en el concurso de Cante Jondo Antonio
Mairena, de Mairena del Alcor, quizás el galardón más importante de la comarca
en aquellos años.
Los comienzos fueron difíciles, y en
parte, debido a los movimientos sociales que se estaban produciendo en los años
70. La Peña de Paradas, en realidad, tuvo muy buena acogida porque comenzó con
muchas actividades flamencas como fueron los festivales y las conferencias, y
todo gracias a la junta directiva que intentó dar, en todo momento, lo máximo y
realizaron una labor fantástica. Por ello, la Peña Miguel Vargas fue una de las
peñas punteras de la Campiña, que se consolidó y además, con fuerza, don más de
200 socios en sus primeros años.
La actividad más importante de la Peña
Cultura Flamenca Miguel Vargas es la Semana Cultural, que se celebra anualmente
en el mes de abril. La Semana Cultural nace cuando se termina el festival de
Cante Jondo que se hacía en la Plaza del pueblo y que perduró prácticamente una
década, desde 1980 hasta 1990. El festival tenía muy buenas perspectivas, una
serie de artistas punteros y siempre con Miguel Vargas al frente. Pero poco a
poco se fue viniendo abajo porque no llegaba el formato del festival a los
propios directivos.
Aunque el festival tenía buena
acogida, la junta decidió suprimirlo y buscar mejores alternativas. Por ello, fueron
a Palma del Río, en la provincia de Córdoba, y vieron que había allí una peña
que hacen todos los años una semana dedicada al flamenco. Se creyó que esa fórmula
era mucho más competitiva e innovadora, porque en 1991 no había prácticamente
nadie, excepto Palma del Río, que tuviese una semana de flamenco. Su objetivo prioritario era dar un nuevo
enfoque al Festival Flamenco, con la pretensión de que incluyera más
participación, más contenido y más apertura al público en general. La primera
Semana Cultural, en 1991, estuvo dedica al titular de la Peña, Miguel Vargas, y
sirvió como punto de partida de un futuro prometedor.
Esta actividad consta de siete días donde
se suceden las actividades dedicadas al flamenco y a una personalidad en
concreto. En primer lugar, las conferencias son las que abren cada jornada y al
finalizar estas, se ilustran con actuaciones de los artistas con más renombre
del panorama flamenco del momento. Por Paradas han pasado los cantaores
flamencos más famosos, como por ejemplo, José
Mercé, Francisco Moreno Galván, Fosforito, Chano Lobato, José Luis Postigo, Matilde
Coral, Carmen Linares, Antonio Nuñez ‘Chocolate’, José Meneses, Manolo Franco,
entre otros.
La Peña de Paradas ha pasado por
muchas fases a lo largo de su historia. En estas fases la entidad cambia y también
lo hacen sus aficionados. En la actualidad, la Peña Flamenca está compuesta por
unos 200 socios y tiene su sede en el Aula Cultural de ‘La Comarcal’. El
ayuntamiento de la localidad le ha cedido el uso de ese espacio durante 25 años
y gracias a ello, no tiene que pagar alquiler, y la entidad evita un importante
gasto mensual, que supone la quiebra de otras muchas peñas flamencas. Por lo
tanto, tener una buena solvencia económica significa tener actividades y
garantiza el buen funcionamiento de la entidad.
El flamenco es una parte muy
importante de nuestro patrimonio cultura, y las peñas, también. Por lo tanto, y
ante los tiempos difíciles en los que nos encontramos, las peñas necesitan
nuevas formas de remodelación, renovarse o morir, para poder sobrevivir en este
siglo XXI.
Fuente: Pablo Parrilla
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